En muchos casos una persona común, de vida común, de pensamientos comunes, no se arriesga a vivir más allá de lo que no le apetece a la masa. Su comportamiento no es más que una simple copia de otros comportamientos engrapados uno arriba del otro; sucesiones interminables de procesos antipáticos, soporíferos y exactamente iguales. ¿Cuál es el fin de encajar en un ambiente hostil y saturado de esnobismo?. Fuera de la multitud, una gama de colores tridimensionales se encuentran perdidos entre tanta mediocridad, no realzan sus tonos por minoría, pero siguen latentes. No es rareza, es originalidad. Es una cuestión de fuerza mayor, una oposición de visiones varias y desemejantes que pocas personas la tienen. Es propiedad de aquellos destinados a valerse de sí mismos, sin dependencia, ni ataduras. Porque no se vive correctamente si no es uno el que elige como vivir.